jueves, marzo 02, 2006

Soledad


Soledad, solo vine a acompañarte, pues necesito sentir tu presencia, a que me dediques de tu tiempo, ya que solo tu podrías discutir conmigo todo lo que está aconteciendo.
Sé que tu compañia es a veces requerida, tanto como otras veces no es deseada, más sé que es lo que mi alma clama.

Necesito escuchar tu voz, la dulce melodia de tus cantos, pues necesito escapar del bullicio y de palabras que me quieren hacer daño.
No te escondas, no huyas, no me abandones, no dejes que me agobien las circunstancias que no sabré manejar, los deseos que no sabré dominar, y los sentimientos que quieren escapar.

No sé la cantidad de tiempo que me tendrás que dedicar, pero tan pronto no te necesite te dejaré en libertad.
Envúelveme en un tibio abrazo, abrazo que solo tus brazos saben brindar, más al estar mi alma tan desesperada, no te sorprendas si no te quiere liberar.

Voy a tu encuentro, no tardes, pues no sabes lo que anhelo...

2 comentarios:

Baakanit dijo...

Si mi pasajero de avión hubiese leído este escrito, no se hubiese desesperado como lo hizo. Veo que te gustan los abrazos de seres inanimados.

Cuídate!

Alma dijo...

No, no me gusta recibir abrazos de seres inanimados, pero como no los puedo recibir de quien quiero, me consuelo con mi compañera la soledad...
Para la próxima le prestamos el escrito al pasajero de tu avión...